Manaos, la ciudad amazónica de Brasil, devastada por el coronavirus en mayo del año pasado, y que según algunos epidemiólogos brasileños había alcanzado la inmunidad de rebaño, vuelve a estar en una grave crisis sanitaria. Esta vez, por una nueva variante del coronavirus llamada P.1.

El sistema de salud de Manaos fue colapsado por la primera ola del coronavirus en 10 días, en esta ocasión la nueva variante del virus ha colapsado el sistema de salud en 24 horas.

Una nueva variante del virus fue detectada en diciembre del 2020 en Manaos, la cual incluye varias mutaciones de conocida importancia biológica, que al parecer lo convierten en un virus más transmisible, mas virulento, y con capacidad para esconderse de algunos anticuerpos, lo cual lo hace aparentemente resistente a la terapia con suero de pacientes convalecientes y anticuerpos monoclonales.

En muestras colectadas entre el 15 y 23 de diciembre, la nueva variante se identificó en el 42 % de ellas. En un nuevo muestreo realizado hace siete días fue identificada en 85.4 % de las muestras, convirtiéndose en la variante dominante en la región amazónica de Brasil. Esta nueva variante se ha identificado recientemente en los Estados Unidos y en Japón.

En las primeras semanas de enero de este año, la nueva oleada de casos esta aterrorizando a la población local, con cientos de nuevos casos y cientos de muertos. Los depósitos de tanques de oxígeno escasean, y en los hospitales, rebasando de pacientes, el personal sanitario tiene que decidir a quien darle oxígeno y a quien no. Muchos pacientes simplemente observados hasta la muerte por asfixia.

El desastre humanitario desplegándose en esta región de Brasil, enseña lo que sucede cuando los fracasos gubernamentales, fallos científicos, e indiferencia del público se encuentran con una nueva variante del virus.

Esta variante se cree que ha estado circulando desde diciembre en el Amazonas, y ahora es la variante dominante en Manaos. Todavía no se sabe con certeza si en realidad es una variante más transmisible, y los científicos brasileños están tratando de explicar si la nueva oleada de casos se debe a esta nueva mutación o simplemente al desenfreno público que acompaña a la temporada navideña.

Mientras, los médico de primera línea, describen que no solo se trata de una nueva oleada de casos, sino que los casos que ellos están observando son mucho más graves que los que observaron durante la primera oleada.

El epidemiólogo brasileño, Noaldo Lucena, dice “lo que se ha dicho antes, que se trata de una cepa más transmisible, pero no más grave, no es lo que ocurre en Manaos”; “esto no es un sentimiento es un hecho”.

La crisis sanitaria la vio venir el gobernador del estado, Wilson Lima, quien cuando las vacaciones de diciembre estaban a punto de comenzar, luchaba por tomar una decisión, en vista de la notable alza de casos. Bajo presión de sus científicos, decidió restringir las actividades económicas y sociales y en la noche de Navidad anunció el cierre de todos los negocios no-esenciales.

De inmediato la población se lanzó a las calles en protesta por las medidas obligando al gobernador a derogar el decreto. El resto es historia, con la época navideña dejando como regalo cientos de muertos por asfixia y falta de oxígeno. El populacho consiguió sus fiestas y sus muertos.

Las implicaciones globales de esta nueva variante brasileña podrían ser catastróficas. La velocidad con la cual se expande esta variante aparentemente es escalofriante, en cuestión de un mes paso a ser la variante dominante en la región amazónica.

Su virulencia, de acuerdo con testimonios de trabajadores de primera línea, también es preocupante, produciendo según ellos, casos mucho más graves que con la variante original. Esto, aunado a que esta nueva variante muestra vestigios de que podría tener capacidades especiales para burlar y esconderse de anticuerpos protectores del organismo humano.

En fin, que esto no se acaba, que la luz al final de túnel anunciada por las vacunas también podría cerrarse. Que la mascarilla, que ahora mejor sería doble, y el distanciamiento social, todavía imperan. Que los confinamientos no se terminaran todavía. Tenemos que estar alertas si queremos ver otras navidades.